Solo pido por San Valentín… que dejen de matarnos

Pistorius, el famoso deportista, asesinó a su pareja un día de San Valentín. Y eso nos recuerda que no, que esta celebración no debe servir solo para hablar de arrumacos y peluches.

Queridas Mentes Insanas:

Hoy es San Valentín y todas las pastelerías, las papelerías, las tiendas de mascotas y peluches, las revistas, los programas de televisión y de radio, los correos personales y las stories de Instagram se llenan de corazoncitos y arrumacos porque oye, tampoco pasa nada y no hay que ser tan aguafiestas.

Es verdad. ¡Muerte al aguafiestismo!

Dicho esto, hoy hace exactamente 6 años que moría asesinada Reeva Steenkamp a manos de su pareja, Oscar Pistorius y no es culpa mía que el asesino escogiese esta fecha, y no voy a dejar de pensar en ella por mucho que la fecha sea para hacerse arrumacos.

Lo digo así medio enfadada porque hoy me han entrevistado en una programa de esos importantes y cuando he dicho feminicidios el presentador se ha molestado conmigo y me ha parado los pies.

Claro, porque, jolines, ya sabemos que los feminicidios son un tema muy importante pero me han invitado a hablar de San Valentín y no de estas jodiendas feministas que somos muy pesadas.

No, no ha dicho eso, pero casi.

Total, que yo solo me remito a los hechos. Hace 6 años, Pistorius asesinaba a su pareja, Reeva Steenkamp y el mundo entero se llevaba las manos a la cabeza porque resulta que él era un deportista y parece ser que los deportistas son personas deconstruidas y tal y no tienen una masculinidad competitiva ni nada.

Total, que caía un héroe “por culpa” de una mujer, otra vez, que desde Adán estamos haciendo caer a los héroes de sus pedestales, jodiendo los San Valentines con nuestros discursitos sobre violencia de género y todas esas cosas nuestras.

Bueno. Vamos al lío.

San Valentín no es solo una fecha de esas para comerciar con nuestros amores, que mira, aún, sino la mercancía y la merchandising somos nosotras, son nuestros afectos, es nuestra vida privada.

Es una fecha para hacer aquello que Foucault llamaba “disciplinarnos”, es decir, meternos en vena la idea de que sin ti no soy nada: una gota de lluvia mojando mi cara, ya sabéis. La idea de que sin pareja no estamos bien, no estamos completas, no podemos ser felices.

Cuando tienes tal cantidad de mensajes cotidianos en ese sentido, cuando hay días señalados que refuerzan esa idea, cuando todas tus amigas hoy, incluso las feministas, están diciendo que este día es fatal pero mañana volverán a colgar en las redes fotos románticas con sus maromos para demostrar que ellas sí tienen pareja…

En un mundo donde todo eso sucede, no es tan fácil dejar a tu pareja, por mucho que se esté poniendo un poco chunga la cosa.

Y piensas que igual no es para tanto, que igual tiene cosas malas pero también buenas, que a veces se le va un poco la pinza pero que se lo está trabajando, y así vas haciendo.

Y así vamos haciendo.

Días como hoy no son ninguna broma ni ninguna frivolidad para hablar de arrumacos y peluches. Días como este son parte del engranaje que nos dificulta la huida cuando llegan las violencias.

Así que a todos esos anuncios que nos preguntan risueños qué queremos por San Valentín, mi respuesta está clara: que dejéis de matarnos, colegas.

¡Feliz semana, Mentes!

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